19. HOMILIA EN LOS SEMINARIOS
Donde se lanza la peregrina idea de crear en los seminarios postconciliares un Taller de Predicación. Se argumenta con el ejemplo del pianista, el nadador y el ahogado. Pobre hombre.
Hace veinticuatro horas Antonio recibió la unción sacerdotal. Se le miran cuernos de luz. Aire de pinos de
Primer domingo de sacerdote, predicar tres homilías. Y el lunes, el miércoles, el sábado. Y así serán todas tus semanas, todos tus meses, todos tus años. Padre Antonio, para eso te ordenaste sacerdote. Hablar, hablar siempre en un chorro sin tregua. Profesionista de
Tu agenda se llenará del mismo compromiso. Escribe, por favor. Conferencia en... para jóvenes el día... Charla por radio a las... Plática para obreros. Homilía en misa de niños. Un cursillo sobre... Sermón en
La agenda atiborrada. Hablar cinco años, doce, treinta y seis, hasta el límite, hasta que caiga el telón. No creías que fuera tanto, padre Antonio. Y no es tanto lo duro cuanto lo tupido.
Un día que el filósofo Hegel paseaba en un coche de caballos, le preguntó al cochero qué pensaba él que fueran las ideas.
“Señor, respondió el cochero, yo creo que las ideas son unas cosas que se nos meten en la cabeza”. Y dijo Hegel: “¿No cree usted más bien que son rimas cosas que nos salen de la cabeza?”
Tú entendías, padre Antonio, que el seminario es el tiempo en que unas cosas se nos meten a la cabeza; y el sacerdocio, el tiempo en que nos salen. Estudiaste trece años. Cursos, cursillos, lecturas, meditaciones. Traes abundante munición en
Había que estudiar las procesiones de
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